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12 Entonces un tal Ananías, hombre piadoso conforme a la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que moraban allí, 13 vino a mí y puesto de pie me dijo: “Hermano Saulo, recibe la vista”. Y yo le vi en aquel instante. 14 Y él me dijo: “El Dios de nuestros padres te ha designado de antemano para que conozcas su voluntad y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

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